Comité de las Regiones
La Europa de regiones
El pasado jueves 11 de julio de 2019 fuimos a la sede de la Fundación
Galicia Europa en Bruselas. Nos habían explicado que habría un tipo de mesa
redonda llamada “Participación de las Comunidades Autónomas en la Unión
Europea”, en la que intervendrían representantes de delegaciones de diferentes
comunidades autónomas españolas. Así, llegamos a una sala llena de ventanas
desde la que entraba una gran cantidad de luz, que se reflejaba en los cuadros
de diferentes paisajes gallegos llenos de agua y vegetación. Desde el momento
en el que supe que dichas delegaciones existían, una pregunta no me dejaba ver
su trabajo desde una perspectiva objetiva: si la UE está basada en el concepto
de dar poder y competencias a organismos superiores confiando en que la unión
nos hará más fuerte, ¿no es la existencia de estas delegaciones regionales una
muestra de que los europeos aún no estamos dispuestos a convertirnos totalmente
en ciudadanos europeos ya que cada uno sigue mirando hacia su región y no confiamos
en otra gente para defender nuestros intereses?
Primero tomó la palabra Santiago Rodríguez Uriel,
uno de los dos Consejeros de Asuntos Económicos que trabajan en la
Representación Permanente de España ante la Unión Europea (REPER). En
principio, su función sería dar servicios a las comunidades autónomas y
coordinarlas desde la REPER. Pero, ¿cómo llegaron a necesitarse estas
delegaciones en Bruselas? En 1986 cuando España entra en la UE, los estados se
dan cuenta de que en Bruselas se deciden cosas que muchas veces son competencia
de las comunidades autónomas. Y así, surge una necesidad de saber lo que estas
piensan y de alcanzar una opinión común antes de ir a Bruselas. “La posición de
un estado es dinámica” dijo Santiago Rodríguez, una frase que me pareció muy
acertada, ya que un estado puede tener tantas opiniones diferentes como
regiones, e incluso personas. Sin embargo, yo seguía sin verle sentido a tener
delegaciones regionales en Bruselas, las veía, de alguna manera, muestra del
tan nombrado euroescepticismo, ya que parecían no creer que otras
regiones o instituciones serían capaces de defender sus intereses tan bien como
ellos mismos.
Después intervino Catalina de Miguel García, delegada de la Junta de
Andalucía aquí en Bruselas, que se refirió a estas delegaciones como
instituciones cuyo objetivo es la representación, defensa y promoción de los
intereses de las comunidades. Al escuchar esto no pude evitar reafirmarme en mi
opinión pues, ¿no era hablar de “yo” contrario a hablar de “nosotros”? ¿No es
hablar de comunidades contrario a hablar de la Unión Europea? Con un tono más
enfocado a la delegación andaluza debido a su gran conocimiento sobre esta, nos
explicó que la colaboración con otras delegaciones y la misma REPER es
esencial, y se refirió a estas delegaciones como lobbies: buscan una unidad
pero a la vez cada delegación cuida de sus propios intereses. En general la intervención
de la señora de Miguel fue instructiva y a la vez entretenida, mostrándonos las
diferentes funciones de una delegación aquí en Bruselas, haciendo hincapié en
la promoción comercial así como en la promoción de la sociedad civil.
A continuación, César Morcillo Dorado, delegado
por Murcia ante la UE, comenzó también mostrándonos lo que hacen las
delegaciones, añadiendo que cada una de ellas se encarga de una materia y
coordina al resto de oficinas en dicha materia. Según el señor Morcillo, cada
delegación tiene que detectar los intereses comunes y distribuir todo tipo de
información que pueda resultar de interés en relación a la política que cada
una gestiona.
Por último, Ana Ramos Barbosa, directora de la Fundación Galicia Europa, nos
habló del comité de las regiones como la tercera dimensión de la Unión Europea,
haciendo énfasis en el hecho de que la UE no está formada sólo por las
instituciones y los estados miembros, sino que las regiones y ciudades también
son cruciales a la hora de desarrollar el proyecto europeo, desde el momento en
que en el Tratado de Lisboa (2004) se les da más importancia. Además, hacen de
la UE una institución menos fría y más cercana a los ciudadanos de a pie.
De esta manera, llegamos a la parte de preguntas y respuestas. Después de
haber estado en esta mesa redonda, tenía más conocimiento sobre qué hacen las
delegaciones en la UE y cómo ayudan a los ciudadanos, pero aun así seguía
dudando de su necesidad. Así que formulé mi pregunta, dejando saber mi inquietud,
haciendo énfasis en aquello que no me dejaba creerme este proyecto de regiones:
darle importancia a las comunidades en un proyecto que iba más allá de las
fronteras nacionales parece una incoherencia. El señor Rodríguez me respondió
diciendo que en un mundo perfecto, un finlandés sabría de reservas de agua lo
mismo que un país como España, el cual dependía de ellas para sobrevivir en
verano, pero que en una Europa tan extensa es difícil entender qué necesitan
nuestros hermanos europeos de un país lejano. Sin embargo, fue la señora de
Miguel la que me dio una respuesta que me hizo reflexionar: la Unión Europea no
consiste en delegar y dar poder y competencias a un ente supranacional y nada
más, sino en construir un proyecto entre todos.
Aún falta mucho en lo que trabajar, y un mundo en el que todos entendamos
las amenazas y oportunidades de todos los países de la UE queda aún lejos. Sin
embargo, no se trata de eso. No tenemos que dar poder ilimitado a la UE y
sentarnos a esperar que desde Bruselas se mejore nuestra situación. Todos
tenemos que ser parte del proyecto europeo, y la mejor manera de hacer esto
formalmente, es a través de las delegaciones y el comité de regiones.
Al llegar a la charla no estaba convencida de que mi idea de la UE se fuese
a ver aún más reforzada que antes. Sin embargo, ahora creo en una Unión Europea
aún más fuerte apoyada en las regiones que, en última instancia, son las que la
sujetan y mantienen donde está. La Unión Europea no es algo alejado del
ciudadano que debería pensar en lo mejor para él sin hacerle partícipe. La
Unión Europea está hecha de los ciudadanos, de las pequeñas regiones, que
pueden aportar mucho a la unión. La Unión Europea no es sólo una unión de
élites y estados, sino también de comunidades y personas.
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